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El mundo de la competición: diseño centrado en la actividad

El día 31 de diciembre, cuando todos estemos preparándonos para comer las uvas, partirán desde el Puerto de Barcelona un puñado de locos con la intención de circunnavegar el globo: se llama la Barcelona World Race. En cada embarcación tan sólo habrá espacio para 2 personas a bordo: os podeis imaginar perfectamente cómo tendrán el culo de pelado los que pilotarán semejantes cacharros. He visto unascuantasbios y se echa uno a temblar… Se han pateado los famosos Cuarenta rugientes como quien baja a por pan.
Pero no vamos a hablar de vela, sino de cómo están diseñados esos yates, que ayudarán a los copatrones a llegar a buen puerto. La preparación de semejante embarcación me parece un perfecto ejemplo no sólo de coordinación entre equipos multidisciplinares para llegar a una óptima solución final, sino también de diseño centrado en la actividad.

La parte más vital de un barco de este tipo reside en la denominada «bañera». Es aquí donde los navegantes pasan mayoría del tiempo (para que os hagáis una idea, el tiempo para dormir bajo cubierta es tan sólo de unas 3h.). A la hora de diseñar dicho espacio el feedback proporcionado por los pilotos es crítico: cada uno adapta su bañera a cómo desarrollará su actividad, en función de un contexto muy cambiante a lo largo de los 2 meses que dura la competición. De esta forma, cada bañera sale de una forma diferente, pero exclusivamente adaptada a los que llevarán la embarcación.

Esta es la bañera del Virbac-Paprec 3, de Jean-Pierre Dick:

Y esta la del Grupo Bel, de Kito de Pavant:

No hay nada vital para el buen funcionamiento de la embarcación a más de un paso de distancia… Todo estudiado hasta el último detalle: postura, alcance, frecuencia de uso, fuerza…

Viendo este espacio tan pequeño, pero tan optimizado, no puedo evitar hacer comparaciones entre los servicios web de élite y otros servicios, que son chalupas, barcos de paseo. Aquí es donde reside la diferencia entre unos y otros: están los que se adaptan a las personas y a su actividad, y están los que no. A lo mejor precisamente por que no aplican estos conceptos básicos, de Ergonomía, que me atrevo a exportar al mundo digital sin ningún rigor científico:

  • Postura: cómo tu servicio se ofrece a los usuarios, transmitiendo disponibilidad, sencillez… Buen rollo.
  • Alcance: ¿lo que ofreces se identifica correctamente? ¿Está al alcance de la mano o es necesario pasar algún tiempo buscando para encontrarlo?
  • Frecuencia: cómo se adapta tu servicio en función del uso que van haciendo los que te usan.
  • Fuerza: el esfuerzo cognitivo que supone utilizar lo que ofreces. ¿Cuánto se tarda en entender de qué va tu servicio?
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seisdeagostouser

3 respuestas

  1. Wow, supongo que la customización tiene sentido pues para apps de uso tremendamente intensivo (y eso que no suelo ser abogado de ello), pero es cierto que si voy a pasar muchas muchas horas residiendo virtualmente en una web donde haré muchas cosas espero poder tenerla a medida.
    Me pregunto, por ejemplo, si gmail debería dejarme recolocar cosas y redimensionar botones, por ejemplo. Yo echo de menos más tamaño en el check new mail y en el create new mail, por ejemplo.

    Demonios, buen post!

  2. A veces pienso que igual no sería nada descabellado que, las acciones principales de tu servicio/aplicación pudieran ser customizable. Imagínate, ese botón de check new mail que tenga un menú contextualizado tipo: reubicar este botón, hacerlo más grande, cambiar el literal o de color. Un poco como hace el Firebug pero a nivel amateur.
    Eso sí que sería diseño centrado en la actividad 🙂

    Gracias por el comment!

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