De pegamentos y colirios: cuando la forma no sigue a la función
Esta mañana me encontré con una noticia espeluznante: Una mujer confunde las gotas para los ojos con ‘super glue’ (no os perdáis algunos de los comentarios sobre la noticia, que también son interesantísimos).
Me quedé helado. Me parece tremendo que en pleno siglo XXI se sigan dando este tipo de situaciones, casi de cómic. Y que además se dé de forma habitual.
No entiendo cómo es posible que dos botes que sirven para cosas tan distintas tenga una forma tan similar. Esta es la forma de un bote de colirio para los ojos:
Y así es uno de pegamento rápido:
Me entran escalofríos sólo de pensar en la pobre mujer echándose 5 ó 6 gotas de ese pegamento sobre los ojos, así directamente…
Y es que lejos del mundo tecnológico existe un mundo paralelo, donde cada vez se hace más necesaria la prevención de accidentes a través de un diseño bien planteado, que sea eficaz y práctico.
En el caso que comento, existen iniciativas muy interesantes a nivel de etiquetado más eficiente, como el ya conocido ClearRx, pero creo que el problema habría que atacarlo en la forma, y no en las famosas instrucciones. La gente, en su rutina diaria, presta poca atención a estas etiquetas.
¿No os suena raro tener que leer las instrucciones de un colirio cuando precisamente no puedes ver bien? Para mi un envase centrado en el usuario sería aquel que con el simple tacto supiéramos para qué sirve, sin tener que leer ni una sola línea. El concepto Affordance aplicado al mundo real…