Internet. Tecnología. Personas. Desde el 2001.

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Me encanta toparme con este tipo de inventos. Son los que te dan la esperanza de que, al final del túnel, existe un mundo donde la tecnología se humanizará, pensando en nosotros y no en el maldito chip.

El invento en cuestión es una aplicación gratuita para Android, que activa la cámara del teléfono móvil mientras escribes tu SMS, permitiéndote mantener el foco en la pantalla mientras caminas, evitando lo que todos ya sabemos.

En los Samsung Galaxy Si9000 ya viene de serie. Los demás podeis pasar por aquí.

Más sobre el tema en Share the Warez.

Hace unos días escuchaba algunas declaraciones sobre la alta siniestralidad de esta operación retorno de verano 2010 con respecto al mismo perído del año pasado. Todo esto a pesar de encontrarnos con noticias positivas que indican que estamos frente al verano con menos muertos desde 1962 (pero ¿cuántos vehículos tenía el parque móvil español ese año?).

Los especialistas indicaban que las principales causas de estos accidentes se siguen produciendo por despistes y por la alta velocidad a la que circulan los vehículos. Para muchos la mejor solución a este gran problema pasa por mejorar la seguridad de nuestras carreteras.

Pero creo que estamos dejando un punto clave que en este análisis global sobre los accidentes de tráfico: y lo voy a llamar Ruído Comfort™.

El ruído comfort (traducción libre del inglés comfort noise), era un ruído de fondo artificial y provocado, que se usaba en radios y conexiones inalámbricas para llenar el silencio que se producía en las transmisiones, informando a los usuarios de que el aparato estaba funcionando y, en función del aparato, indicar que se estaba comunicando con otro cacharro (os acordais del ruído del fax o del modem, ¿no?).

Yo creo (y esto no es categoríco ni nada que se le parezca) que los accidentes de tráfico vienen también provocados por la ausencia de ese ruído comfort. Y me explico:

Una de las mejores innovaciones a nivel automovilístico se esfuerza en la reducción del ruído, tanto exterior (piso, vibraciones, entorno exterior) como interior (lo llamaré ruído motor). Pero, aunque sea de forma inconsciente, este ruído es una tremenda fuente de información para el usuario:

  • El ruído exterior y el vaivén del vehículo provocado por los baches y agujeros que tenga la carretera ofrece un potente feedback sobre a qué velocidad debes poner tu vehículo para no pegártela (volvemos al concepto affordance otra vez). A día de hoy las amortiguaciones de las que disponen los automóviles y el aislamiento del exterior provocan que no prestemos atención a esta potente fuente de información. De esta forma, la sensación de peligro disminuye considerablemente (lo que en Ergonomía se conoce como Homeostasis del riesgo) y nos relajamos prestando más atención a otras cosas: teléfono, ver qué tal va el GPS, conversar con los pasajeros… Paam, despiste.
  • El ruído interior, el que provoca el motor, también es una genial fuente de información. Gracias a él sabemos si el coche está encendido o apagado (os ha pasado también alguna vez, ¿eh? Sobre todo a unpar de amigos que sé que disfrutan de ese Toyota Prius Hybrid. Si no fuera por el salpicadero iluminado no sé cuántas veces nos despistaríamos…). Pero sobre todo, gracias a este ruído sabemos a qué velocidad estamos circulando: ¿Cuántas veces nos hemos dado cuenta de que íbamos disparados con la aguja marcando 160km/h y nosotros sin darnos cuenta? Paam, despiste también.

Algunas empresas de automoción se han visto incluso obligadas a añadir ruído a los motores de sus nuevos modelos precisamente para evitar este tipo de errores. Y también para ayudar a los peatones, claro, que ahora al cruzar una vía no se pueden orientar por el ruído que provoca el vehículo… A los propietaríos de un Prius o vehículo eléctrico: ¿no os ha pasado algo así alguna vez? Pondría la mano en el fuego a que sí.

Ojo, es un análisis personal donde no pretendo un back to de 70’s. Pero quizás habría que plantearse formas de feedback donde alertar a los conductores, por un lado del riesgo que implica la velocidad a la que vamos circulando, y por otro, el estado de la vía y del entorno exterior.

Hay pistas sobre este tema en el último libro de Norman, de donde me he inspirado para este post: The Design of Future Things.

Hace unos días me encontré con un ejemplo que me llamó mucho la atención sobre cómo Ryanair te forzaba a acogerte al seguro de viaje que ofrecían escondiendo la opción dentro del desplegable de países. Crápula al 100%:

En Twitter estuvimos discutiendo sobre si esta práctica afectaba a la experiencia de usuario o si era realmente el precio final lo único que interesaba dentro de ese paraguas UX. El tema daba para rato y como por esta plataforma se me hace pobre expresar y discutir ideas decidí apearme de la discusión. Pero recientemente me encuentro con un post de Harry Brignull (90percentofeverything.com) hablando alto y claro sobre el tema: Dark Patterns: dirty tricks designers use to make people do stuff.

Y es que es tremenda la cantidad de recursos sucios que hay para forzar a la gente a realizar algo. He cogido algunos de los ejemplos que se mencionan tanto en el post como en los comentarios:

  • Web sociales que hacen extremadamente complicado el poder configurar tu contenido personal de público a privado;
  • Esos complicados sistemas de confirmación de baja para borrarte de una lista de correos (sobre este tema ya hablé largo y tendido);
  • Sistemas que te piden que te loguees bajo Facebook o Twitter y automáticamente mandan un mensaje a todos tus contactos sin autorización;
  • Checks seleccionados por defecto para recibir newsletters;

Lo más curioso de todo es que esta práctica ya existía en la arquitectura y tenía incluso un nombre: Slanty design (design that purposely reduces aspects of functionality or usability). Dan Lockton ofrece más pistas sobre sobre este concepto.

Algunos de los ejemplos que Dan comenta son la leche, como el que sigue: un cenicero en forma de pirámide para obligar a los fumadores a tirar los pitillos por la ranuras en lugar de dejarlos encima:

Como vemos, una experiencia de uso positiva y agradable muchas veces se sacrifica para forzar al ser humano a realizar algo en detrimento de la calidad del «cómo se hace». Los caminos de la experiencia de usuario son inconmensurables…

La mayoría de los que nos dedicamos a estos menesteres estamos demasiado preocupados definiendo la apariencia y el comportamiento de la interfaz web/móvil que queremos sacar adelante.

Pero en la mayoría de los casos sólo nos preocupamos de los emails que le llegan a los usuarios cuando ya se está montando la web. Y así, sobre la marcha, echamos una mano a redactar y definir el texto (o, a lo peor, esa función ya se le ha asignado a otro departamento).

Los emails también forman parte de esa famosa Experiencia de Usuario, y es necesario tenerlos en cuenta desde el principio, cuando aún estás definiendo y prototipando. No puedes tener una interfaz brillante y luego unos emails sin coherencia, mal redactados y un copy pobre. Hacerlo mientras defines la interfaz te ayuda a contextualizar como es debido los textos, a que todo hile más fino. Todo tendrá más coherencia si lo haces de este manera.

5 detalles que para mi son esenciales dentro de un buen email (ojo, no estoy hablando de newsletters, hablo de confirmaciones, notificaciones, etc.):

  1. Cuida el asunto del mensaje: Que de una idea clara del contenido del mensaje. No te pases con el número de caracteres (aconsejan alrededor 80 máx.);
  2. El «desde» también es importante. Procura que quede bien claro quién envía el mensaje y si se puede o no responder al mismo (un «noreply» empieza a ser bastante estándar);
  3. No abuses de los enlaces en el cuerpo del mensaje. Cuantos menos incluyas más claro quedará dónde hay que pinchar, muchas veces el principal objetivo;
  4. Cierra tus emails con un buen pie: incluyendo el «tagline» de tu web, que oriente a los usuarios más despistados de qué iba lo que haces. Enlaces a tu blog, Twitter o similar ayudarán a completar esta información.
  5. Y si envías una contraseña, NO la envíes en el cuerpo del mensaje. Genera desconfianza y mal rollo. Incluye en el cuerpo del email un simple enlace para que el usuario pueda crearse una nueva.

Seguro que hay un montón de detalles más que también hay que tener en cuenta. Como digo, estos son los que yo considero esenciales. Si se te ocurren algunos más encantado de leerlos en los comentarios.

Dennis Wixon es el Responsable de Investigación dentro del proyecto Microsoft Surface. Aparte de su trabajo, ofrece conferencias relacionadas con la profesión bastante interesantes.

En una de sus últimas charlas, Wixon realiza un fabuloso análisis retrospectivo sobre la evolución de las interfaces, desde el pasado hasta lo que nos deparará el futuro (que ya se conoce como OUI – Organic User Interface -, una suerte de interfaz sin que sea necesariamente plana con la que podemos interactuar sin inputs físicos).

En la imagen que ilustra este post me he tomado la libertad de elaborar y traducir libremente un pequeño gráfico sobre los conceptos y características de estas interfaces. Pero estoy seguro de que más de un término no quedará claro sin antes ver la interesante charla de Wixon al respecto (Vimeo, 26:04min.):

Que ustedes la disfruten…

Después de varios meses de gestiones, hace unas semanas finalmente empecé a formar parte del accionariado de Vinogusto.com. Vinogusto es una red social que gira alrededor del mundo del vino. Con sede en Bruselas, su primera versión nació en Junio de 2007 y en diciembre de 2009 ya contaba con 175.000 vinos, 65.000 sitios, 95.000 opiniones y alrededor de 500.000 visitas únicas mensuales.

Es la primera vez que me meto en este tipo de saraos, pero creo que no será la última. Y es que encontraba un contrasentido trabajar «para» Internet y no invertir «en» Internet. Siento que hay una parte de todo este mundo que me estoy perdiendo. Conocer la parte de negocio que gira entorno a una start-up me parece clave para saber cómo que se genera todo lo demás.
Espero que la experiencia sea lo más enriquecedora posible…

Más detalles sobre esta ampliación de capital en el blog de Vinogusto.

Pues nada, que se llama Business Angel