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Hace unos días John Shepherd-Barron murió a la edad de 84 años. A Shepherd-Barron se le atribuye la creación del primer cajero automático, para el Barclays Bank.

Su idea nació mientras se daba un baño en su casa, después de ir al banco para sacar dinero y encontrárselo cerrado. Ese mismo año, por casualidad, se encontró con un directivo que trabajaba para el Barclays Bank y, sin pernsárselo dos veces, le explicó con todo detalle su invento:

«Le dije que había tenido de la idea de que, introduciendo tu cheque Barclays en un lateral de la sucursal, te podría entregar esa cantidad de dinero al instante.»

La idea cuajó, y a Shepherd-Barron se le asignó el desarrollo de los primeros 6 cajeros, el primero de ellos instalado en Enfield, al norte de Londres, en Junio de 1967 (donde todavía existe una placa que conmemora ese momento).

Como dato curioso, el número PIN que rondaba en la cabeza de Shepherd-Barron tenía 6 dígitos, pero fue su propia mujer quien le comentó que sería incapaz de recordar semejante cantidad de dígitos, sugiriéndole que fueran sólo 4 números los que formaran el PIN de seguridad.

Como suele suceder con los inventos de gran aceptación, otros autores también se atribuyen la creación del aparato, incluso existieron proyectos muy similares en Japón, Suecia o Estados Unidos (en este último país estuvo funcionando durante 6 meses algo parecido en la ciudad de Nueva York – el Bankograph – pero fue retirado tras su baja aceptación por parte de los clientes).

El resto ya lo conocemos todos: un aparato que ha facilitado la vida de miles de personas. Y de qué manera, ¿eh?

Another brilliant solution that goes deep into the way we humans behave. Just check this out:

How many times have we fail in putting our key into the damn key locker? Why on earth do we live surrounded by complicated gaggets?! Even a key locker is hard to use! Can you believe that?

This kind of solutions gives me hope…

A raíz de un interesante hilo que se está generando en la lista de discusión de UPA Madrid de LinkedIn y de una conversación que mantuve con el amigo Dani TorresBurriel hace unos días, me animo a escribir unas cuantas líneas con la intención de trazar, a modo de texto y desde mi humilde punto de vista, lo que representa el estado del diseñador de interacción en sus distintas variantes y nomenclaturas. Creo que la experiencia de haber dado el salto y dedicar mis esfuerzos a llevar mi proyecto adelante me ha ayudado a verlo todo con más perspectiva e identificar a vuelapluma 4 perfiles básicos:

#1. Este primer punto toca la situación de lo que hace la mayoría del «UX cosmos cañí»: trabajar en una consultora por cuenta ajena. Donde tus clientes te vienen dados, y por contra, no te queda más remedio que aceptar el cliente, claro está. Aún así, la mejor opción de aquel que se anima a empezar por este sendero profesional.

#2. Si te has animado a dar el salto e intentas montártelo por tu cuenta, ¿cómo te ves? ¿Crees que podrías continuar de esta manera de forma continuada? Muchos opinan que no, que el paso lógico es crear tu propia empresa/estudio y que ofrecer consultoría de forma independiente no suele durar más 2-3 años antes de dar el siguiente paso…

#3. Con tu propia empresa/estudio todo cambia: ahora dedicas más tiempo a labores de coordinación, gestión y captación de clientes. Tus propuestas llevan «firma de la casa» pero ya dependes de alguien para que esas propuestas lleven tu estilo. Hay que preocuparse de estar encima de quien empieza contigo y tratar de que no de el salto a otro sitio (como sucede también en muchas ocasiones). Hay quien se plantea después de esta experiencia bajar al #2.

#4. La opción final es dejar el mundo de la consultoría y abrir una tienda de jamones (o tener tu propio hotel, snif), pero antes de eso te queda la opción de intentar llevar a cabo tu idea digital (lo que viene siendo tu propia start-up) y dedicarte al 100% a ella, con todo lo que ello conlleva (financiación, búsqueda de recursos y la incerdumbre sobre si llegará o no a buen puerto).

Está claro que el perfil va siempre en función de la personalidad de cada uno. Pero en cualquier caso, cuando estás en el punto #3 o #4, aparte de conocimientos sobre el tema (que por supuesto) empiezas a necesitar también ciertas nociones tanto de labor comercial como del funcionamiento del mundo de los negocios, cosas que por desgracia no vienen en el «pack UX». A este punto hay que añadirle que tengas las correspondientes aptitudes para apuntar maneras en estas dos cosas, que también es complicado si no va con tu personalidad. ¿Es quizás el tándem UX/Profesional comercial el que podría funcionar?

Lo más curioso de todo esto es que en muchas de mis conversaciones, la mayoría llega a la conclusión de que no se ven dedicándose a estos menesteres cuando tengan, digamos, 20 años más. ¿Es por tanto esta profesión joven llamada a ceder el testigo de los que van llegando? Dá para pensar hoygan…

Durante los próximos días tendré la oportunidad de compartir temas relacionados con la experiencia de usuario en un par de eventos:

  • El primero se celebra este fin de semana (del 9 al 10 de abril) en Cáceres: The Evnt, un evento sobre tecnologías y negocios basados en Internet, del que el amigo Dani Torres Burriel – que también estará por allí – ofrece más detalles.
  • El segundo evento tendrá lugar en la Universidad Europea de Madrid, con motivo de la inaguración de la nueva Facultad de Artes y Comunicación. Se trata del I Foro de Creatividad e innovación transversal. Me hace especial ilusión poder estar allí por que sé que esta nueva Facultad ha supuesto el esfuerzo de un buen amigo al que aprovecho para dar la enhorabuena. Por cierto, la entrada es gratuita y abierta a cualquier interesado.

Off

If you wanna say hello we’ll be here non-stop (Vimeo, 4:41 min):

By the way, these guys run a great windsurf/kitesurf school. Check it out! Escola Rui Meira.

Fue uno de los teléfonos más populares en la década de los 70 y 80. El teléfono «Góndola» empezó a fabricarse a finales de 1968, y fue una copia exacta (fusilada literalmente) del modelo original – de 1965 – diseñado por Donald Genaro, de Henry Dreyfuss Associates, uno de los primeros estudios de diseño industrial.

Su implementación en España fue llevaba a cabo por la compañía Citesa (Compañía Internacional de Telecomunicación y Electrónica S.A.), curiosamente tras una visita de un alto directivo de Telefónica a EE.UU, de donde vino encantado tras conocer el modelo original.

Su nombre de pila es Trimline y su primer cliente fue la casa Bell. Su innovador diseño incluía el dial dentro del receptor, dándole una apariencia futurista jamás vista anteriormente. Posteriores evoluciones del mismo modelo eliminarían el dial, reemplazándolo por un teclado que no llegó a utilizarse en España al ser rechazado por el entonces Director de Ingeniería de Telefónica tras comprobar que «las teclas eran muy pequeñas y no se veían bien los números».

La preocupación por la ergonomía dentro del estudio de Dreyfuss era tan profunda que llegaron incluso a realizarse un estudios antropométricos sobre más de 2000 caras humanas para establecer la distancia media entre la boca y la oreja y poder de esta manera optimizar dichos aparatos de la mejor forma posible.

Por cierto, existe un curioso blog de los antiguos empleados de la fábrica Citesa, donde comentan interesantes anécdotas de la empresa y su relación con Telefónica.

Cruzaremos los dedos para que no empiecen a llegar hoygans pidiendo este teléfono…