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Hace unas semanas recibí un mail de Pablo Elosúa, CEO de Yunait. En él me comentaba los primeros resultados obtenidos tras los cambios realizados en una pequeña consultoría que les hicimos. Dice así:

Hola Juan! qué tal? ya de vacaciones?

Te escribo un par de líneas para contarte que hemos subido, desde que subimos el nuevo front, un 60% nuestra captación de usuarios sobre el tráfico directo y orgánico 🙂

Otra cosa: tu mail para usuarios inactivos está encantando a la gente.

Un abrazo fuerte!

No suelo comentar aquí los resultados de los trabajos que salen de esta casa, pero este mail me dejó la ceja arqueada y empecé a pensar en qué es lo que tiene que ocurrir para que una colaboración arroje semejantes resultados. Creo que:

  1. El cliente tiene que tener ya ciertas nociones de lo que significa la usabilidad, la experiencia de usuario y temas afines. Trabajar con un cliente que no conoce estos términos puede darte demasiados dolores de cabeza.
  2. El detalle de no discutir los honorarios es un muy buen comienzo. Al fin y al cabo no se trata sólamente de un puñado de horas, sino del valor que aportas a posteriori y que hace aumentar los ratios a las cifras como las que Pablo comenta. Prometo que no incluyo en mis honorarios el tiempo que le dedico a solucionar problemas de interfaz mientras conduzco, hago footing o cocino.
  3. Una comunización fluída, basada en la confianza mutua es fundamental. En Seisdeagosto.com tratamos de que sea así desde el principio y cuando no es así y ya desde el principipo hay un pedestal puesto a los pies del cliente preferimos no entrar por la puerta: dejas de pensar en soluciones cómodamente, en libertad, no funcionas de la misma manera, vaya.

Lo bueno de nuestra aportación en Yunait es que (como casi siempre) prácticamente no se notan los cambios. Son alteraciones muy sutiles que, en global, mejoran con creces la experiencia de usuario. Ha sido un verdadero placer conocer y trabajar con Yunait y con Pablo en particular.

Por cierto, Yunait es un agregador de las mejores ofertas de grupo y outlets privados para recibirlas directamente en tu mail.

Foto sacada de vicent.zp.

De:

  1. Tener que levantar la mano o incluso ponerme de pie cuando estoy en un wc público haciendo «de vientre» en DEFCON 1 porque se ha apagado la luz.
  2. De que se me cierre la puerta del ascensor automáticamente justo cuando estoy saliendo con la compra del súper.
  3. De que tener que volver sobre mis pasos cuando entro en un centro comercial porque la puerta sigue igual de cerrada, o en el aeropuerto, con la maleta y tal.
  4. De que cada vez que entro en un cuarto de baño de un restaurante tenga que ponerme a bailar como un ganso para que se encienda la luz.
  5. De tener que darme prisa al enjuagarme las manos porque el chorro del agua se corta enseguida.
  6. De tener que salir del lavabo sin enjabonarme las manos porque el dichoso aparato suena, parece que hace algo, pero luego no suelta el jabón, que es lo que yo quiero.
  7. De tener que (introduzca concepto) / (introduzca tipo de cabreo).

Que cansino…

Hoy es un GRAN día.

Después de muchos meses de esfuerzo hemos conseguido cerrar el programa de lo que vendrá a ser el primer Máster de Usabilidad y UX en colaboración con KSchool. Detrás de todo esto, coordinando este tinglado estamos Isabel Inés, Ignacio Buenhombre y yo mismo, pero siempre con la inestimable ayuda de Alejandro, Jorge y Agustín, de KSchool, a los que desde aquí agradecemos su apoyo (y paciencia).

Desde el primer momento, hemos querido imprimirle a este Máster un carácter marcadamente práctico, con el objetivo de que quien complete estos cuatro meses de formación pueda entrar a formar parte del mercado laboral, cuya demanda de profesionales de este sector está más fuerte que nunca.

Lo más bonito de todo esto es la cantidad de grandes profesionales que enseguida se han ofrecido a formar parte de este proyecto con su conocimiento y experiencia. El Máster contará con lo más selecto y cañí del panorama UX español, pero sin dejar de lado otras áreas de conocimiento que también hemos considerado claves para tener un Máster como es debido, que saque a gente preparada preparada de verdad.

Aún tenemos más nombres por cerrar, pero entre otros profesores contaremos con la presencia de:

– Ariel Guersenzvaig
– Luis Villa
– César Astudillo
– Jesús Gorriti
– Javier Cañada
– Isabel Inés
– Pilar Esteban
– Marco Van Hout
– Yusef Hassan
– Gemma Muñoz
– Javier Godoy
– Matti Hemmi
– Ignacio Buenhombre
– Y yo mismo 🙂

Si hay algo que no te queda claro, hemos habilitado un formulario de contacto para resolver esas dudillas que aún puedan quedarte:
Kschool.com/contacto/

Una oportunidad estupenda de tomarle el pulso a una profesión que ofrece muchísimas salidas. ¿Te lo vas a perder?

Últimamente, tanto en Seisdeagosto.com como en Ilios Network, estamos involucrados en un montón de proyectos relacionados con aplicaciones móviles. Nunca antes habíamos trabajado tanto en este tipo entornos, está siendo maravilloso.
El caso es que hace unos días, mientras discutíamos propuestas de interfaz con un cliente, surgió un interesante debate sobre la «butonización» de este tipo de aplicaciones: la creciente y tentadora tendencia a prescindir del viejo enlace para navegar y en su lugar utilizar elementos de interacción con apariencia de botón. Pásate por las últimas apps que tienes instaladas en tu móvil y verás el peso que tienen los botones sobre enlaces, todo está «butonizado», por ejemplo:

En los proyectos donde trabajo suelo ser muy talibán con este tipo de detalles, es quizás donde más cuidado y atención pongo, pues creo que es ahí donde el trabajo del diseñador de interacción tiene más sentido. Mi filosofía en interfaces «desktop» ha sido siempre la de utilizar lo menos posible los botones y sólo darles protagonismo en la acción clave de la página en cuestión. Pero con interfaces móviles está sucediendo justo lo contrario: el enlace pierde prácticamente todo el protagonismo y sólo se utiliza en bloques de texto donde un botón resulta demasiado forzado (aunque en Android tenemos ejemplos donde se aplica incluso en estos casos).

Al final uno se encuentra con que tan sólo recurre a enlaces en escasas secciones de la applicación, incluso diría que la proporción botón/enlace en una app es de 90/10. Y a veces pienso si ese 10 es necesario, si también se puede «butonizar». Personalmente creo que tanto un botón como un enlace con un buen literal son perfectamente cómodos para hacer tap sobre ellos, no creo que sea una cuestión relacionada con leyes de Fitts y esas cosas.

Pero igual me estoy haciendo demasiado talibán y debería ir a tomarte algo. ¿A nadie se le ha pasado esto por la cabeza?

Cada vez que saco dinero de un cajero y me toca ese que te devuelve la tarjeta lentamente, a empujones, pienso en lo importante que es el movimiento cuando estamos delante de una máquina.

El movimiento es algo tan importante como la interacción, forma parte de ella. En función de ese movimiento detectamos si lo que tenemos delante está enfocado como es debido o tiene su capa de caspa, definido a medias. Pero a este detalle se le ha dado muy poca importancia tiempos atrás: hasta hace poco las transiciones en todo lo relacionado con la tecnología estaban basadas en un evento muy sencillo como era el clic del ratón. Las transiciones basadas en Ajax nos hicieron pensar un poco más sobre estos detalles, pero no lo suficiente.

Hoy esto está cambiando a toda velocidad y parece que viene para quedarse. Ahora la interacción con un dispositivo electrónico se basa cada vez más en transiciones, muy visuales, llenas de significado. ¿Nunca te has topado con una app móvil donde al hacer tap sobre el botón «volver» la pantalla sale del lado contrario de donde esperas que salga? Yo sí, y es algo molesto e incómodo, hasta que no lo ves varias veces no sabes que el problema es ese, pero hay algo ahí que el usuario nota que no está bien, se intuye.

Diseñar esas transiciones no es una tarea fácil, al diseñador de interacción se le queda grande (aunque, como siempre, puede dar pistas), ya que ni siquiera los programas que utilizamos para prototipar se prestan a ello. El vídeo se torna la herramienta más eficaz para poder explicar como es debido estas transiciones y el profesional que se dedica a esto parece que ya tiene título profesional: motion designer.

He tenido la oportunidad de trabajar con algunos fuera de España y la verdad es que el valor que aportan al proyecto, casi siempre en la parte final del mismo, es valiosísimo. El cliente entiende a la primera de qué va el nuevo producto sin tener que pelearse con pantallas estáticas: si a eso le añades música y comentarios el entregable crece en calidad de forma exponencial.

En nuestro país he visto a pocos que se dediquen a estos menesteres, pero si hay alguien ahí con inquietudes y ganas que se pase por los comentarios.

La imagen que ilustra el post pertenece a la peli Mr & Mrs Smith, y es obra de Marc Coleran, que se dedica a estos menesteres.

Actualización: Ale Muñoz aporta más detalles al respecto en su blog. Merecida lectura: Diseño y Movimiento.

La semana pasada tuve la oportunidad de participar como ponente en el Iniciador de Ciudad Real (desde aquí reitero mi agradecimiento a la excelente organización).
Mi intención era darle a la charla un enfoque diferente, ya que en principio tenía frente a mi a emprendedores y no a especialistas del sector en sus diferentes vertientes. La siguiente imagen fue un excelente recurso para orientar el discurso:

Si observáis atentamente, se trata de un cartel colocado en la luna de un coche ofertando la venta del vehículo, de un vecino que tengo al lado de casa. El propietario tuvo la idea de incluir esas pequeñas tiras de papel para que cualquier persona interesada pudiese coger el número de teléfono y llamar más tarde. El único detalle es que dicho cartel estaba colocado por detrás de la luna del vehículo. De esta manera se generaba una fina capa transparente que impedía a cualquier peatón poder hacerse con la mencionada tira de papel con el teléfono: una metáfora perfecta de cómo la falta de interacción (algo tan intangible y casi transparente) puede llegar a limitar un negocio (en nuestro caso, orientado en Internet).

Trabajar para start-ups me está haciendo ver la cantidad de recursos que se pierden (y el stress innecesario que se genera) por no tener una interfaz correctamente definida. Me sorprende la cantidad de ideas que empiezan con el tándem «emprendedor diseñando las interfaces a golpe de Word o PowerPoint» y el «desarrollador diseñando el no-diseño que ha generado el emprendedor». Frases como «darle un espacio de dos «Enters» para separar elementos dentro de la interfaz me han dejado marcado… En estas situaciones son dos personas las que diseñan: el emprendedor y el desarrollador, que trata de traducir la propuesta del emprendedor. Cuando lo lógico es que cada uno se dedique a lo suyo, uno hacer negocio y otro montar la estructura de desarrollo, dejando el diseño de interfaz para quien sabe del tema.

Afortunadamente, emprendedores destacados de nuestro país lo tienen bastante más claro, y están empezando a hacer notar la importancia de tener a un especialista en diseño de interfaces en los negocios que se crean en Internet: François Derbaix, Oscar Matellanes o Jesús Encinar son claros defensores de esta posición.

A veces pienso que este rechazo a considerar a un especialista puede surgir por el esos títulos tan confusos que sólo los que nos dedicamos a esto conocemos (a veces ni eso). Si te dedicas al diseño de interacción seguramente te hayas encontrado en la situación de tener que dar detalles más específicos sobre tu profesión. Seguro que ya intuyes la cara torcida de esa persona con quien conversas cuando mencionas palabrejas como interacción, usabilidad o experiencia de usuario.

Si se dan estas situaciones de este tipo a lo mejor es porque nos hemos dejado llevar por un título que no es fácil de entender, que no transmite la idea del valor que aporta. Y para mi es como tirarte piedras contra tu propio tejado: no es posible que un profesional que se dedica a simplificar procesos se describa a uno mismo con un título tan marciano para los profanos, derivado del inglés. ¿No sería más sencillo que nos describiéramos como «Expertos en facilidad de uso» o algo por el estilo? Pero esto ya es carne de otro post, que se me va de las manos el teclado…