Internet. Tecnología. Personas. Desde el 2001.

ping@seisdeagosto.com

La semana pasada pusimos fin a una etapa, a un intento de montar una start-up que sirviera para que los ciudadanos de este país pudieran opinar sobre los partidos y los políticos. Pero la idea, el concepto, la web, o lo que sea no ha cuajado.

Han sido dos años magníficos, plagados de ideas, energías y sueños, pero la realidad nos ha colocado en su sitio. Y, antes de seguir dando tumbos, hemos decidido ser realistas y darle cierre a Voota.es y Voota.cat.

Triste al principio, más optimista ahora, encaro este hito como algo más que positivo. Detrás de muchos casos de éxito de start-ups hay muchos batacazos, y este es uno de ellos. Ha sido como asistir a un MBA, pero mucho más real, todos hemos aprendido a base de prácticas y no de teoría. Ojalá vuelva a repetirse algo parecido a esta experiencia.

Sergio, Frans, Javi: ha sido un placer trabajar con vosotros. Álvaro, Jacobo, Carlos (y otros muchos que me dejo fuera) gracias por vuestro apoyo e interés en este proyecto. Espero que volvamos a coincidir muy pronto en nuevos retos.

También han comentado sobre este tema François Derbaix y el blog de Voota.

Hace unos días el gran Dani Castillo me recomendó un artículo que no para de rondarme en la cabeza. Se llama The Age o Emotions y está escrito por Tarik Krim, fundador de varias startups de éxito (como Netvibes).

En el mismo, hace una restropectiva sobre cómo ha evolucionado Internet hasta nuestros días y hacia dónde vamos aparentemente. Me gustó mucho el siguiente párrafo, que hace referencia a la situación actual, donde la componente social de todas y cada una de las cosas que usamos en Internet está siempre presente:

«For most of us, this social life is not fulfilling. I see some people leaving Facebook, people leaving even all form of Internet connection, but in fact what we need is a new set of services that helps us slow down. I have been advocating for such services for the last years, hoping that more people would join the Slow Internet Movement and start synchronizing their digital life with their inner pace. We are definitely entering a post social, post app, post hyper consuming era : the age of emotion.

The age of emotion is the third age of the Internet and marks a certain maturity in how we as application developers should serve the user and respect its inner emotional balance.»

El artículo menciona un concepto interesante y poco conocido (aún): Slow Internet Movement. Y está calando bastante en ciudades como Portland, donde incluso existen cafeterías que por $0.99 te ofrecen un café y acceso a Internet ilimitado, pero del antiguo, del del modem de 56k. Los smartphones simplemente no están permitidos e incluso las paredes de estos espacios están protegidas para que no entren wifi’s externas, ofreciendo más velocidad.

Hace casi un año Bernardo Hernández, daba carpetazo a su blog después de 5 años en activo. Las razones que le llevaron a esta decisión no las sabe ni siquiera explicar él, pero sentía que había algo más por ahí detrás que necesitaba conocer. Este es su último post:

«No sé si creer en ciclos astrológicos o biorritmos exotéricos, pero lo cierto es que anda uno metido en cambios interiores de dimensiones importantes.

A lo largo de los últimos 5 años, los mismos casi que tiene este blog, me he concentrado tremendamente en mi trabajo, en Google, en mis empresas, en producir más y mejor: toda mi energía ha estado concentrada en esto. Mis amigos, mi familia, mis parejas, las personas y los sentimientos pasaron a un segundo plano ante la prioridad de mis ambiciones.

Toca ahora otra cosa. No sé de qué estará hecha, pero otra cosa. Toca volver a saber perder el tiempo, a disfrutar de la mediocridad anodina de lo conocido, del sosiego de lo callado. La vida nos engaña con un falso exceso de confianza producido por las agendas apretadas, la manipulación de otros y las vanidades fugaces. Pero es una falsa seguridad que enseguida se desploma ante la estocada más inesperada pero acertada. La auténtica seguridad está en otra cosa.

Y es tiempo de saber de qué esta hecha esa otra cosa. Con este post cierro este blog que me ha acompañado 5 maravillosos años llenos de divertidos recuerdos y experiencias increíbles.

Doy gracias por haber tenido la oportunidad de vivir todo esto, de contarlo y de que me hayan leído. Gracias»

Puede que todo esto sea una moda pasajera, pero a mi me parece maravilloso, la verdad. Me parece que puede ser un momento interesante para pararse a pensar un poco hacia dónde vamos con esta actividad tan frenética que nos acompaña en todo lo que rodea al mundo digital. Y quizás, con ese tiempo extra que te sobre, dedicarle más tiempo a pensar en herramientas que realmente nos sirvan para solucionar problemas cotidianos. Que tenemos muchos por resolver.

Hace unas semanas Ignacio Buenhombre y yo mismo adquirimos una pequeña participación en FamiliaFacil.es.

Tras de haber ayudado a Nieves Fernández (Fundadora y CEO) y a su equipo técnico a mejorar su interfaz – algo que saldrá a la luz en las próximas semanas – nos hemos animado a formar parte del grupo inversor, que está liderado por Bonsai Venture Capital. Junto a ellos también han entrado Marta Esteve (Rentalia.com), Nacho González Barros (Salir.com) y Jacobo Elosúa (Ezaromedia.com).

Nos hace mucha ilusión formar parte de una iniciativa que ayuda a mejorar (de verdad) la calidad de vida de las personas. FamiliaFacil.es es la herramienta que alguna vez hemos necesitado para encontrar todo lo relacionado con el hogar: desde asistente doméstico a canguro, profesor particular, jardinero, cuidador de animales o incluso chófer. Algo sencillo y útil, que importa una necesidad real del día a día de las personas y la transforma en algo más cómodo y simple.

Lo más impresionante es su crecimiento: en su primer año de vida (facturando desde el día 1) ya forma parte de las políticas de conciliación familiar de empresas como BBVA o El Corte Inglés.

La historia de cómo hemos llegado hasta aquí es de lo más curiosa, pero al final demuestra que la mejor forma de conocer proyectos interesantes y gente con mucho talento es a través del boca a boca. Nos sentimos unos verdaderos afortunados por poder formar parte de semejante proyecto y desde aquí nuestro humilde agradecimiento.

Casi sin haberlo planeado, Seisdeagosto.com empieza a posicionarse no sólo como una iniciativa con ganas de asesorar en proyectos interesantes, sino también de invertir en ellos (y demostrar de esta manera que nos interesan). Brindamos porque sean muchos más y que este 2012 siga lleno de retos tan interesantes como los que hemos tenido hasta ahora.

Por suerte o por desgracia, soy bastante paquete en temas de estadísticas y números en general (ya apuntaba maneras en el bachillerato), quizás por esa razón apenas consulto el Analytics de este blog, ni siquiera presto atención a las que me salen en el menú de usuario de mi WordPress, que son más facilongas, soy el perfecto antiejemplo de un perfil de alguien que se dedique a la Analítica web. Y con esto no quiero decir que no sea necesario ojo, todo lo contrario, me parece un eslabón fundamental en los tiempos que corren. Mis pensamientos van por otros derroteros…

Siempre he querido pensar que este blog es, sobre todo, un repositorio personal y como tal no espero grandes cosas de él. Me gusta que se mantenga fiel a ese concepto inicial con el que nació en el año 2005 (aunque llevaba dándole a la tecla bajo otro formato desde el 2002). Si encima lo que uno escribe ayuda a la gente que se molesta en visitarte en su día a día, pues estamos ante la redondez del círculo. Perfección, vamos.

Pero con el tiempo he ido dándome cuenta de algo que (no sé si llamarlo así) me emociona: y son esos RT’s y esas menciones que la gente hace por Twitter cuando sale de aquí algo medianamente decente, que interesa a los que siguen este blog. Y no se trata de una cuestión de ego personal, es algo un poco más profundo: detrás de esos RT’s y menciones huele a gente, veo personas. En las estadísticas sólo aprecio números, barras y datos, pero en Twitter se detectan detalles de mucho más calado: veo sus fotos, sus biografías, veo su localización e incluso esos comentarios adicionales que añaden al hacer el RT o mencionar el post que sea, ¿no es genial?

Probablemente lo que más me gusta de todo esto es el tema de la localización: me hace mucha ilusión que una mención venga de un usuario que comenta desde Albacete, un RT salga de Valencia o que un comentario llegue desde Gran Canaria, Badajoz, Santiago de Chile o Castelldefels. Aunque suene a obvio, este simple detalle me hace ver lo global que es todo este invento, no es algo que supones porque todo el mundo lo diga, es que ves que pasa por el simple gesto de escribir algo.

Me parece precioso ver cómo, tras toda esta amalgama tecnológica, aún existe la oportunidad de identificar personas, de ver que hay humanos detrás de la pantalla, ves qué sienten, cómo se describen, dónde están. Y eso, a estas alturas del campeonato, me parece estupendo. Un perfecto ejemplo de humanización tecnológica a escala global.

Muy bonito, Twitter. Gracias.

Que la demanda de dispositivos móviles va como un cohete es algo que a muchos de nosotros no nos coge de sorpresa. La cosa va como un tiro y esto cada vez sigue creciendo más.
En su libro «Mobile First», Luke Wroblewski nos ofrece un dato bastante sorprendente: la predicción de que la venta global de smartphones adelantara al combinado portátiles, sobremesa y notebooks se haría efectiva en el 2012. Pero lo ha hecho en el último trimestre del 2010, dos años antes de lo previsto… Esto significa que la gente utiliza más el dispositivo móvil para acceder a Internet que un ordenador de sobremesa o un portátil. Un dato revelador que dice mucho sobre las próximas tendencias que cuanto a negocio se refiere.

La conclusión más obvia es que cada vez más empresas volcarán sus esfuerzos en tener presencia en este tipo de dispositivos. Pero a la hora de abordar esta presencia surge siempre la misma pregunta: ¿versión web móvil o aplicación nativa? ¿Cuales son sus ventajas? ¿Y sus inconvenientes?
Después de estar involucrado en varios proyectos donde ha surgido la misma pregunta me gustaría poner encima de la mesa algunas consideraciones/conclusiones que es necesario tener en cuenta.

Dos cosillas antes de empezar:

1. No son aseveraciones ni principios. Lo que detallo es fruto de lo que he vivido, igual hay cosas que ya están obsoletas, a las velocidades que funcionamos hoy en día no me extrañaría nada de nada.

2. No creo que haya una opción mejor que otra, al menos a día de hoy, cada una cumple su objetivo y se adapta mejor o peor a tu negocio. Aunque me gusta creer que la evolución natural será que la versión web móvil sea lo más estándar en pocos años, qué queréis que os diga…

Al lío:

  • La versión web móvil te permite realizar actualizaciones sobre tu producto sin tener que obligar a tus usuarios a que realicen ninguna actualización, como ocurriría si tuvieras una app. Bajarse actualizaciones de una app frecuentemente supone algo molesto (aunque necesario) para tus usuarios.
  • Una app implica desarrollarla para Android y para iPhone, con todas las implicaciones que esto conlleva: en Android por ejemplo existen botones sobre el hardware (botón back y menú) que no existen en iPhone. La interfaz cambia ligeramente para cada mercado. En Android además tienes dispositivos a distintas resoluciones de pantalla. En iPhone deberás tener en cuenta el «retina display» de las versiones 4 y 4S (el doble de la de un serie 3).
  • Una app móvil permite a los usuarios poder utilizarla sin estar conectada a Internet, sobrevive cierta experiencia de uso. En una versión móvil la experiencia es nula.
  • La estructura de navegación de una app la defines tu, puedes decidir si colocas el menú arriba o abajo (Luke recomienda ubicarla en la parte superior). Una versión web siempre traerá el marco del navegador que el usuario esté navegando + la barra de dirección por defecto. Y esto es importante tenerlo en cuenta, porque en la parte inferior de la interfaz se cargará un generoso faldón del navegador que reducirá considerablemente el espacio para lo que realmente interesa. La buena noticia es que puedes programarlo para que estos elementos no sean visibles en html.
  • Una web móvil tiene más limitadas las interacciones con el dispositivo: «tap», «flick», «hold», «zoom»… Aunque prácticamente todos se pueden implementar con html5, lo cierto es que existe un pequeño retraso entre la acción del usuario y la respuesta del sistema. ¿Estás dispuesto a sacrificar esas milésimas de segundo cuando en móvil lo que más interesa es la velocidad? Valóralo.
  • No te olvides del formato apaisado: ofrecer funcionalidades e interacciones extras cuando el usuario gira su dispositivo (lo que se conoce como «Responsive design» o Diseño web sensible) también es importante. Creo que la capacidad de respuesta de una web móvil está más limitada ante este comportamiento que una app nativa, pero necesitaría confirmación en este punto…
  • Limitación de acceso a las funcionalidades internas del dispositivo: una web móvil tiene más complicado el acceso a los extras del aparato: cámara, acelerómetro, brújula, geo… Si tu negocio necesita tirar de estas funcionalidades tenlo en cuenta.
  • Y la última, pero no menos importante: con una app puedes tener ingresos por descarga a través de la Apple Store o en el Android Market, cosa que en una web móvil no podrás tener…

Como digo al principio estas consideraciones son fruto de mi experiencia con proyectos relacionados con el mundo móvil, que ya son unos cuantos. Con el tiempo seguramente muchas de estas limitaciones se solventarán, es tan sólo una cuestión de tiempo, pero creo que es interesante tener una fotografía real de lo que está suceciendo ahora. Si se te ocurre alguna cosa más que creas que pueda ayudar a completar esta lista será estupendo, ya lo sabes.

Actualización patanegra: No te pierdas los comentarios que empieza a dejar la gente. Esto se está poniendo divertido 🙂

Una de las habilidades que estoy adquiriendo con el paso del tiempo y de la cual me encuentro bastante satisfecho no tiene nada que ver con el mundo UX, ni el IxD, ni el HCI, ni el Entrepeneurship, ni nada que se le parezca. Aunque soy sincero: he reparado en ella hace no mucho tiempo.

Simplemente creo que estoy aprendiendo a saber decir «no». Poco a poco, pero dando los pasos correctos, hacia adelante. Y no veas lo bien que me va.

Estoy empezando a darme cuenta de que aprender a decir «no» en el mundo de la consultoría digital debe ser casi obligatorio: en un mundo donde se generan un montón de opiniones de lo más diversas (y disparatadas), con plazos imposibles y siendo tú una pieza clave de todo ese pastel decirlo a tiempo te puede sacar de un montón de problemas y (bola extra) puede ayudar a que te posiciones como mejor profesional.

¿Por qué decimos «le daremos una vuelta», «lo valoraremos» o «le damos una pensada» cuando en el fondo ya sabes que la respuesta es «no, no puede ser»? En el fondo creo que tiene que ver con el gesto de intentar agradar a tu cliente, tratas que tu relación con él se mantenga dentro de lo que consideras correcto. Pero es que saber decir esto no tiene que tener connotación negativa, como normalmente imaginamos. En la asesoría tecnológica decir «no» como es debido puede transmitir a tu cliente que sabes de qué estás hablando y que ese «no» que das por respuesta es fruto de tu experiencia, porque crees que es lo más recomendable para el buen funcionamiento del proyecto.

He vivido hace poco con Ignacio una reunión en la soltó un «no» por respuesta, directo a la línea de flotación. Hubo hasta una pausa prolongada, de 3-4 segundos. Horas más tarde, tomándonos algo con el mismo cliente y surgió en la conversación precisamente ese «no», donde lo valoraban muy positivamente, precisamente porque ahorró tiempo de discusión y permitió avanzar sobre temas más importantes que debíamos tocar en ese encuentro. Curiosamente la sensación que me llevé tras esa reunión es que, lejos de enfriar la relación por este tipo de respuesta, nos había sucedido todo lo contrario.

Eso sí, aviso: los primeros pasos no son nada fáciles…