Este hilo en Twitter me ha hecho desempolvar este post que tenía en barbecho desde hace ya varios meses.
Sigo recordando con una nitidez casi asombrosa los primeros años en los que conocí a la gente que se dedicaba al «Internet». Dudo que se me olviden jamás. Gente con pasados académicos de lo más variopintos (abogados, publicistas, sociólogos, diseñadores, profesores…). Buscábamos encontrarnos con gente que hiciera «algo parecido» a lo que uno mismo hacía, confirmar de alguna manera que nuestra profesión (hiciéramos lo que hiciéramos cada uno) llegaba para quedarse y, de paso, pillar pistas sobre cómo hacerlo un poco mejor en nuestro día a día.
Guardo un montón de nombres en la recámara: Ignacio, Isa, Eduardo, Nacho, Javier, María, Ana, Humberto, Olga, Ale, Ariel, Borja, Agustín, Lagerfeld, Gorriti, David, Alberto, Joaquín, Julio, Marga, César, Orse, Jesús, Daniel, Álvaro, Jesús, Agus… Y guardo también la ilusión de desvirtualizar las caras de gente a la que llevaba años siguiendo desde sus blogs (aunque la mejor desvirtualización la vivi en un aeropuerto alemán. Fue totalmente surrealista).
Muchos de ellos mantenían los primeros blogs a golpe de Dreamweaver, MovableType o las primeras versiones de WP y en ellos uno encontraba la dosis de inspiración que necesitaba. En realidad, me daba un poco igual de lo que escribieran, cada vez que mi Bloglines me avisaba de un nuevo post de uno de ellos lo pinchaba con una ilusión tremenda. Ahora, mirando hacia atrás, veo que era admiración lo que sentía hacia ellos.
Hoy tengo la sensación de no haber vuelto a conocer una comunidad con esa amplitud tan volcada, tan humana y auténtica. Es una sensación muy personal y quizás me la da la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, pero así es como lo siento, y así lo cuento.
Para mi hay tres detalles que fueron marcando el final de esa fabulosa etapa y quizás puedan parecer inconexas para el resto de lectores. Me atrevo a detallarlos:
El fin de los blogs por la multiplicación de plataformas de publicación: empezamos a ver Twitter, Tumblr, Google Plus, por poner algunos ejemplos. Las plataformas sociales me dispersaban más el contenido de la gente a la que quería tener cerca, sin que se me escaparan. En poco tiempo uno dejó de saber dónde dirigirse para encontrar esa paz y serenidad que transmitían los viejos blogs. A veces, de memoria, uno entraba en la web de alguno de ellos para comprobar que su último post databa de un par de años. Otro blog muerto.
Al poco tiempo el RSS entra en decadencia y por ende los lectores de feed. Seguir la pista empieza a hacerse todavía más complejo. Para mi, sin duda, la desaparición de Bloglines marcó un antes y un después.
Y luego está lo que menciono arriba: la Admiración. Tengo la sensación (de nuevo, muy personal) de que ha dejado de existir. De que ahora nos vemos como competencia en lugar de como colegas de profesión. No tengo una respuesta clara a este punto. Supongo que será un mezcla del elitismo o ¿glamour? que en su día podría transmitir la profesión, mezclado con… ¿Miedo a que puedas dejar de tener trabajo porque te lo quite otro? ¿Podría ser este el motivo por el que hay tantos títulos para describir la misma profesión? A lo mejor. Pero esto da para otro texto.
Postdata: Se os echa de menos, cabrones.
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Seisdeagosto.com es el proyecto personal de Juan Leal. Un estudio desde donde ayudo a las empresas a reducir su complejidad digital, para que los humanos tengamos una vida más sencilla, con la tecnología a nuestro servicio. Llevo involucrado en el diseño de productos digitales y la Experiencia de Usuario desde hace más de 15 años (prácticamente desde los inicios en nuestro país). Fui director de producto en idealista.com. Me licencié en Ergonomía y Factor Humano por la Universidad Técnica de Lisboa (Faculdade de Motricidade Humana), aunque también he realizado cursos especializados en la Sloan School del MIT, con Edward Tufte o el Nielsen Norman Group. Si tienes algo que contarme será un placer leerte: juan {arroba} seisdeagosto.com
4 respuestas
Este post bien merece un comentario, o muchos.
Gracias por poner palabras a algunas cosas que desde hace tiempo rondan por mi cabeza pero que no atino a poner en negro sobre blanco.
Un abrazo.
Gracias a ti Dani por seguir al pie del cañón. Sabes bien que escribir cosas un poco más sensibles lleva su tiempo de maduración. Si quieres completarlo con algo más será un placer leerte, como siempre. Fuerte abrazo.
Qué tiempos. Me pregunto si los vemos con nostalgia porque fueron buenos o porque somos mayores y son otros los que viven, a su manera, los inicios en su profesión.
No siento que haya competencia, o al menos no en la parcela que yo veo. La mayoría de nosotros, salvo que pase algo muy malo, tenemos más o menos tablas para buscarnos bien la vida y experiencia para que alguien nos pague el plato de sopa, afortunadamente.
Entiendo, sin embargo, tu análisis. A mi modo de ver, se confundió comunidad con unidad de pensamiento y faltó debate abierto, en lugar de crítica en corrillos privados, que siempre alimenta malos rollos. A eso súmale la politización de absolutamente todo y ya lo tienes.
Creo que es mejor no caer en nostalgias. Sigue habiendo gente cómo tú, cómo Yusef u otros muchos que, ideas, afinidades u opiniones aparte, enriquecen esta profesión. También en los jóvenes que van llegando hay curiosidad y capacidad (en los que yo tengo cerca, más que la nuestra) y encuentro más placer en alimentarla y observarla que en recordar nuestros inicios.
Un abrazo grande.
Qué ilusión me hace recibir comentarios vuestros Javier, Dani. Momento revival 🙂
@Javier, más allá de la nostalgia que te da la edad, tengo esos recuerdos guardados como buenísimos. Para mi eran un chute de energía tremendo.
Tú mismo haces una gran labor tratando de llegar a los que arrancan, y eso es admirable. Pero, como digo, no veo (o mejor dicho, no detecto) ese aura de comunidad que al menos yo sentía en mis comienzos. Como digo, es algo muy personal, pero por los comentarios de otros parece que no voy muy desencaminado.
Coincido al 100% con esa curiosidad y capacidad de la gente que va llegando, pero tengo la sensación de que sólo se queda en lo digital, no hay contacto humano, y no respiro la admiración que considero necesaria. En fin, que me apetecía compartir ese momento nostálgico tras ese Tweet y decidí liberar este post que tenía con telarañas.
Gracias de nuevo por comentar.
Abrazo fuerte.